Capítulo 19: Nacimiento de Hélène y del Pomita 18

Estábamos en mayo de 1983, Hélène no había nacido todavía. Estábamos listos para salir a Bariloche en cualquier momento para estar más cerca de la clínica.  

Nos estábamos organizando para el nacimiento y para el inicio de la sexta temporada de esquí en el Cerro Bayo. El armado del Pomita 18 se estaba terminando, ya habíamos hecho el empalme del cable y estábamos esperando la rueda de retorno, todavía en fabricación en Buenos Aires.

En su carta a sus padres Bernadette escribe: “Ayer, 15 de mayo, era el 51° Aniversario del pueblo, Jean-Pierre como presidente del Club Andino se ocupó de la organización del concurso de hacheros y motosierra. Paul encontró eso muy divertido. Hoy, acompañó su padre al aserradero, de dónde se escapa a menudo a la ferretería, donde lo reciben Jean-Marie y Mirta. 

Les había contado que dos periodistas de Buenos Aires de la Revista “Siete Días” nos habían hecho un reportaje. Ahora salió el artículo con varias páginas y fotos, de las cuales una en doble página de nosotros tres. Es una muy buena publicidad para el Cerro Bayo”.

Un total de ocho páginas (6 en colores y dos en blanco y negro) con mi historia exageradamente elogiada.

El 27 de mayo, nos mudamos a Bariloche a la linda casa de nuestros queridos amigos (familia Frankie Riser).

Con Berta Avila, a la espera de Hélène en el Barrio Melipal de Bariloche.

Por fin, como lo había programado Bernadette, igual que el momento exacto de cada instrumento de música en un concierto, llegó el día de la aparición de la señorita Hélène Raemdonck van Megrode. 

Llegó Hélène.

En su carta del 14 de junio desde Melipal: “El sábado volveremos a Villa La Angostura en nuestra casa que calentamos fácilmente con poca leña en comparación a esta casa chica, muy húmeda  que no llegamos a calentar a pesar de un excesivo consumo de gas, electricidad y  leña”.

Hay que recordar que en esa época el problema de la calefacción durante seis meses del año nos exigía mucho tiempo para conseguir la leña, secarla, alimentar la caldera, limpiar las cenizas, etc. Hoy con el gas natural, nos hemos olvidado de eso.

Estábamos muy felices por el nacimiento de Hélène. Por una segunda vez vivíamos esta alegría y felicidad profunda que no puede ser reemplazada por nada. Nuestro regreso a Villa La Angostura representaba el cumplimiento de una nueva etapa de nuestra vida. 

En Andalué, como éramos los primeros habitantes del loteo “Las Balsas” nos encontrábamos muchas veces en invierno, con el problema de no poder salir por el barro y la nieve en el camino. En estos casos, teníamos que recurrir a la ayuda de nuestros bueyes para remolcar la camioneta en la cuesta de la calle Osa Mayor. Eso, mientras el personal me esperaba en el Cruce para ir a trabajar en el Cerro Bayo. Y en caso de grandes nevadas, no me quedaba otro remedio que salir con la moto. 

Junto a Paul, en la Montesa Cota 348

Otro problema, que tenemos todavía en el Barrio, eran los cortes de luz cuando nevaba, por las ramas de los árboles que caen sobre las líneas eléctricas. Creo que Villa La Angostura se caracteriza por ser el único lugar dónde colocan líneas eléctricas aéreas por debajo de los árboles. Lo que provoca muchos problemas a nuestra compañía de electricidad EPEN así como a toda la actividad turística en invierno. Al no poder colocar líneas subterráneas, la única solución es de deforestar la zona de las líneas eléctricas. Es importante preocuparse del problema durante el verano. “Gobernar es prever”.

En el Cerro Bayo estábamos probando el Pomita 18 con buenos resultados, pese a algunas puestas a punto, para hacer una prueba  con carga completa de esquiadores, lo que se iba a saber solamente el primer día de la temporada. En el momento de estas pruebas, teníamos el inconveniente que se había derretido la nieve y que no podíamos llamar a algunos voluntarios del Club Andino para las pruebas.

En Bariloche, a pesar de la crisis de 1983, los hoteles ya estaban todos reservados para julio y agosto. Pero la nieve no llegaba y tampoco el frío.

Ese “SUSPENS” lo hemos vivido cada año durante nuestros treinta años en el Cerro. Es así que después de esos treinta años, construimos una cancha de tenis cubierta en Andalué, que nos permite ofrecer una actividad deportiva todo el año, sin depender de los caprichos del clima. Nuestros amigos “tenistas” nos agradecen esa iniciativa.

Por fin, la nieve llegó y pudimos probar nuestro telesquí “prototipo único en Argentina” con sus torres de madera de coihue.

Las primeras pruebas históricas del Pomita 18
 con éxito.

El nacimiento del hijo de Jean-Marie y Mirta estaba previsto para el 15 de agosto, lo que convenía  a Jean-Marie que iba a poder estar así en el Cerro las tres semanas de alta temporada.

Jean-Marie se había vuelto indispensable en la boletería del Cerro Bayo. Administraba eso con orden y mucha diplomacia con los clientes y socios, siempre con mucha amabilidad con todo el mundo. Normalmente la temporada empezaba el 9 de julio con las vacaciones invernales. Pero el 13 de julio ocurrió la gran sorpresa.

En su carta del 18 de julio de 1983, Bernadette escribe: …”Jean-Marie y Mirta se alegran de anunciar el nacimiento de su hijo Nicolás. Mirta fue llevada en ambulancia a Bariloche después que Jean-Pierre la había llevado al hospital de Villa La Angostura. Jean-Marie se encontraba en la montaña. Todavía no tuve la ocasión de conocer a Nicolás. El día del nacimiento, no funcionaban los teléfonos y Jean-Marie había hecho llegar un mensaje radio vía la policía, pero el agente que tomó el mensaje, se equivocó en el peso del bebé, 

todos estaban muy preocupados. Por suerte el día siguiente la mamá de Mirta nos trajo la buena noticia”.

“La temporada de esquí empezó, la nieve es abundante, 30 cms. en la base y en la parte superior, por lo menos un metro. Por el momento el tiempo es hermoso y cada mañana hay nubes de neblina sobre los valles y el lago, encima de los cuales, los esquiadores tienen la impresión de planear. Vivo entre el termómetro y el barómetro, porque sería demasiado triste que aparezca el mal tiempo. Nunca habíamos tenido tanta nieve, todo el mundo está contento y alegre. Por mi parte estoy especialmente feliz por Jean-Pierre, porque después de tantos esfuerzos, él ve los resultados. Lo que le dará el coraje para terminar la pista, en la cual no queda tanto para hacer”.

La base durante la temporada invernal 1983.

Era lo que pensábamos, porque no sabíamos todavía que un centro de esquí, nunca se termina de construir y de mejorar. El  Pomita 18 se iba a mejorar año tras año. Este primer año, a pesar de su falta de capacidad de arrastre, estábamos contentos de su funcionamiento y recibíamos las felicitaciones de todo el mundo. Gracias a ese medio, en continuación del Poma Grande, ofrecíamos a los esquiadores un desnivel desde 1.600 metros  hasta la base a 1.050 metros,  con un total de 550 metros, lo que nos hacía entrar en la categoría de los Centros de Esquí por tener el mínimum exigido de 500 metros de desnivel. Nos transformábamos así en el más chico de los grandes Centros de Esquí del país, después de Las Leñas, Catedral, Chapelco y Los Castores. Los demás no teniendo este desnivel son considerados como “Parques de nieve”. Ofrecíamos una pista de dos kilómetros con un ancho de 100 metros, lo que no podíamos haber imaginado cuatro años antes.

El 24 de julio de 1983, Bernadette empieza su carta por: “Brr, qué frio, al amanecer hay 6 grados bajo cero, pero desde el primer día de las vacaciones, el tiempo es excelente. Jean-Pierre y Jean-Marie tienen mucho trabajo en el Cerro. Todo el mundo, encantado de la temporada. Los dos telesquíes y el pisanieve funcionan bien. A veces veo desde la casa los  esquiadores en la parte superior de la montaña, así como a  Jean-Pierre cuando está pisando la nieve de esta parte. Es muy emocionante para mí, pensar que es mi esposo que pudo realizar eso. Algunos esquiadores que esquiaron en el hemisferio norte, encuentran la pista excelente y más agradable que Bariloche, dónde hay demasiada gente por la cantidad de medios en funcionamiento, lo que provoca colas interminables”.

En esta época, en Bariloche, todavía no habían modernizado el Centro de Esquí Catedral y los medios de elevaciones faltaban. Es así que durante varios años, muchos esquiadores, alojados en Bariloche venían al Cerro Bayo. Todavía Villa La Angostura disponía de pocos hoteles. Pero a partir del desarrollo del Centro de Esquí, los hoteles, albergues, chalets, cabañas, etc., se multiplicaron año tras año. Cada temporada, aumentaba nuestra clientela que nos obligaba a mejorar continuamente nuestros servicios, ofreciendo cada año la sorpresa de una nueva pista, un nuevo medio de elevación, un nuevo refugio, una ampliación de la playa de estacionamiento, etc. Todas estas mejoras la van a encontrar en los próximos capítulos.      

A fin de agosto, Bernadette escribía: “Jean-Pierre y Paul, aprovecharon del mal tiempo para plantar pinos, árboles frutales, cipreses y otras especies de la zona. La semana pasada perdimos otro ternero, murió en menos de 12 horas, parece que es por comer algún tipo de caracol muy  venenoso que provocan hemorragias internas.” Una vez más, el cielo nos avisaba que la crianza de animales no era un oficio para nosotros.

“Ahora, preparamos nuestra expedición a Bélgica, para octubre/noviembre, reuniendo fotos, diapositivas y otras documentaciones… Siendo el mercado de cambio de moneda prohibido por el momento, no sabemos todavía como haremos para comprar dólares. Ayer en Buenos Aires, un político fue secuestrado y asesinado fríamente por terroristas. ¿Volverá el terrorismo de hace diez años atrás? La situación económica empeora y no percibimos cual podría ser la solución. Gente como nuestra Isolda tienen que trabajar tres horas para comprar un kg de cebolla”.

En su carta del 5 de septiembre de 1983: “Hoy teníamos que salir para Bariloche y nos despertamos con 25 cm de nieve. Como era imposible salir con la camioneta, quedamos en casa para observar este magnífico espectáculo”

En esos tiempos, salir con toda la familia en camioneta, con las cadenas era demasiado riesgoso. Todavía nadie tenía vehículos 4 x 4.

Continua Bernadette: “En mis cartas anteriores olvidé contar que Jean-Pierre tuvo la oportunidad de una entrevista con el Presidente de la Nación, el General Reynaldo Bignone, quien fue a saludarlo al refugio durante su estadía en El Messidor. Como pueden constatar, acá la vida no tiene nada de monótona, a pesar de vivir al fin del mundo. Como Bariloche son sitios privilegiados gracias al turismo. En muchas partes del país hay inundaciones, hambre y miseria.

Ahora, el país se encuentra en plena campaña electoral. Los peronistas se encuentran muy divididos y los radicales parecen tener más adeptos con su candidato Raúl Alfonsín. Anteayer hubo un gran asado, ofrecido por un candidato al puesto de Gobernador de la  Provincia”.

Se trataba de Don Felipe Sapag, hábil político como su hermano Elías, que fue durante treinta años Senador Nacional, y que hicieron mucho por la Provincia. Ellos forman parte de la historia de la Provincia, desde sus primeros años. El ancestro Sapag, humilde inmigrante libanés, llegó con su familia en 1913 a ese territorio, verdadero far west en esa época con bandidos asesinos sin piedad, aprovechando la falta de policía. A pesar de todas las dificultades, esta familia muy unida, pudo imponerse como pioneros comerciantes y enriquecerse para llegar a ser, en menos de un siglo,  dueños de las grandes empresas de la Provincia.

El bautismo de Hélène se realizó el 16 de septiembre de 1983. 



La carta de Bernadette del 16 de septiembre de 1983: “Empecé a dar vuelta toda la tierra de mi quinta para sembrar y lo siento en la espalda. Paul me ayuda y me “prestó” sus herramientas. Jean-Pierre hace lo posible para terminar todos los pedidos de madera. Se dice que salir es morir un poco, pero con la diferencia que para morir no tenemos que preparar tanto. Además siempre aparecen inconvenientes y sorpresas en estos momentos de preparativos. La semana pasada, Francisco se cayó de una altura de seis metros, por suerte sin ninguna lesión grave, pero Jean-Pierre se asustó bastante.

El 2 de octubre tendremos en casa una cena con el Obispo de la Provincia”.

Era siempre una placer y gran felicidad de recibir a cenar y a veces a alojar a Don Jaime de Nevares. Durante el curso del año salía en misión, visitando todas las parroquias de su diócesis, a bordo de su camioneta “Estanciera” y a caballo cuando hacía falta. 

Monseñor de Nevares en el medio de su diócesis.
Don Jaime con el Papa Juan Pablo II.

En cada una de sus expediciones lo acompañaban unos jóvenes, muy felices de compartir momentos inolvidables al lado de este santo hombre, tan generoso, tan instruido, tan cariñoso e intuitivo y más que todo tan humilde. Nacido en una de las grandes familias aristocráticas argentinas, habiendo perdido su padre a la edad de los cinco años, fue educado por su madre, mujer piadosa y caritativa, preocupándose de los pobres, mostrando a sus hijos la verdadera nobleza, la del corazón. Hizo sus estudios de abogacía que practicó poco tiempo, hasta el día que entró en el seminario de los Salesianos. En noviembre de 1961 fue nombrado primer obispo de la Provincia de Neuquén, lugar que ocupó  hasta su fallecimiento en el año 1992.

Para conocer su manera de llevar su vida misionera en nuestra Provincia, les aconsejo leer el libro de uno de sus fieles discípulos el Padre Rubén Capitanio:   “HOMBRE FIEL: El andar de DON JAIME DE NEVARES”.

Poco después del bautismo de Hélène, viajamos a presentarla a su familia belga.

Llegamos el domingo 16 de octubre en Zaventem (el aeropuerto de Bruselas), recibidos calurosamente por nuestras dos familias, con champagne a nuestra llegada a la casa de mis padres.

A partir del día siguiente empezábamos las visitas de los tíos y tías, así como de nuestros fieles amigos, todos siempre contentos de recibirnos con excelentes preparaciones culinarias belgas. Hélène era admirada por todos. También conoció a su bisabuela (Hélène Keusters, la mamá de Mamy) en una fiesta tradicional que ella organizaba cada año en su inmensa casa en Amberes. Ella no hubiera aceptado de mudarse a una casa más chica por miedo de no poder reunir más a toda su tribu. 

El encuentro de Hélène Keusters con Hélène Raemdonck.

El 10 de diciembre de 1983, misión cumplida, nos volvíamos a casa. Paul y Hélène se habían portado muy bien y volvíamos contentos a casa. 

De regreso a casa.

Durante nuestra ausencia, Jean-Marie con su espíritu de colaboración incondicional se había hecho cargo de nuestro personal y negocios, y estaba bien contento de nuestro regreso para rendir cuentas de su gestión.             

Bernadette escribe: “El costo de la vida aumentó otra vez en estos dos últimos meses, excepto para la carne, para el resto de los alimentos, el precio es igual que en Bélgica, pero con salarios  4 a 5 veces menores. Parecería que la pavimentación de la ruta a Bariloche empezaría a principio de  año. Esperemos que sea así”.

Nuestro sabio tío Jacques Mortier nos escribía que “eso nos va a traer ventajas e inconvenientes”, pero así es el progreso.

Festejamos Navidad y año nuevo en la casa de Jean-Marie con su familia política”. Desde su casamiento, Jean-Marie se convertía en el eje de la familia Caló.

Para Jean-Marie, fue su primer asado que se iba a repetir años tras años, a partir de ese día, una verdadera tradición familiar con muchos amigos. 

Jean-Marie, Bernadette y Mirta.

El 19 de enero de 1984, Bernadette entre sus numerosos producciones de dulces y otras, escribe: … “Por acá va todo bien, los trabajos de pintura en casa como la terminación del galpón al lado de casa llegan a su fin. Anoche, tuve diez personas a cenar, y para eso me habían avisado el día anterior. El Obispo italiano de nuestros Padres Oreste y Ángel Tizzani, Monseñor Carlos Cávala, Obispo de Cásale en Italia del Norte, venía a visitar todas las misiones de su diócesis en América Latina, nuestros padrecitos no sabían dónde invitarlo a cenar, y les propuse la casa. Me quedaba poco tiempo para organizarme.

Cena memorable en Andalué.

Empecé enseguida a preparar el menú: Melón con Jamón crudo, Truchas en Papillote con verduras y como postre: Mousse de naranja y mousse de chocolate. Nuestros padrecitos estaban muy contentos. Como pueden constatar seguimos bien ocupados en Andalué.

Otro evento importante, fue el bautismo de Nicolás.

 22 de enero 1984.
De Izq. a der.: Bruno y Beba Quintana, Lili Lavalle, Estela Lauretta, el Padre Ángel, Elba Rosa (la madrina) con Nicolás en sus brazos, Mirta y Jean-Marie, Héctor Lavalle (el padrino) Rubén Lauretta, Bernadette, Paul y Hélène.

El 10 de Marzo de 1984, el evento importante fue la llegada de Papy y Mamy, quienes a pesar de los malos recuerdos de su estadía anterior, en 1982, con la guerra de Las Malvinas, decidieron venir a pasar 3 meses en casa. Era una buena idea. No hay duda que sin guerra, ellos apreciaban Villa La Angostura, dónde además de vivir con nosotros disfrutaban de sus nietos y de las visitas de Jean-Marie viniendo a contarles sus proyectos.

Apenas llegado, Papy inauguró nuestro libro de oro: 

Andalué. Le Site du Soleil.              Andalué. El sitio del sol

C’est ici                                                Es aquí

Qu’un oiseau migrateur                   Qué  un ave migratoria

A construit, sans peur,                      Construyó sin miedo,

Sur le site du Soleil,                           Sobre el sitio del Sol,

Un Manoir, sans pareil                     Una Mansión incomparable,

Berceau des Siens,                             Cuna de los suyos,

Havre des Pèlerins.                            Refugio de los peregrinos.                             

Gloire et Postérité                              Gloria y Posteridad

Aux Habitants d’Andalué!                A los habitantes de Andalué! 

No hay duda que tenía la suerte de tener un suegro ingeniero y además muy culto, sabiendo escribir con mucha sensibilidad. Él apreciaba la tranquilidad de Andalué, pasando horas leyendo su diario “La Libre Belgique” que le llegaba con veinte días de atraso. Leyó también todos nuestros libros en francés. Era un hombre muy observador con juicio justo y preciso. Era un placer para nosotros presentarlo a nuestro entorno. Por su parte, Mamy era discreta y reservada. Su sonrisa decía más que sus palabras. Fue la esposa perfecta, pensando siempre más en los demás que en ella misma. Paul y Hélène estaban encantados de reencontrarse con ellos. Esta segunda estadía, se prolongó hasta mayo. Mamy ayudaba Hélène y Nicolás a hacer sus primeros pasos. 

Papy y Mamy con sus nietos.

A pesar de que se hablaba mucho de la pavimentación de la ruta, la obra no había empezada todavía. En el Cerro estábamos preparando nuestra séptima temporada. Me hubiera gustado aumentar la capacidad de arrastre del Pomita 18 con una nueva estación motor, pero no disponíamos del dinero y decidimos dejar un año más la estación motor de madera con su pequeño reductor y motorcito. Había otras prioridades, como la construcción de sanitarios en la base y más limpieza de pista. Era más importante eso, con la esperanza de tener bastante nieve hasta la base como los dos años anteriores, basándonos sobre la potencia del Poma Grande con su capacidad de arrastre de 800 esquiadores/hora. Eran prioridades indiscutibles la limpieza de la pista principal, haciendo desaparecer las raíces, acompañado de un sembrado de pasto ovillo para evitar la erosión y dar un mejor aspecto, eran inversiones necesarias para las futuras temporadas. En realidad esta limpieza nos costó más de veinte años de trabajo.    

El 9 de junio de 1984, Bernadette, después de tres meses sin haber tenido que mandar cartas a sus padres por tenerlos en casa, escribe: ..“Paul sigue preguntando porque Papy y Mamy se han ido?”.


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