Capítulo 16: Los Globetrotters, Los Tres Mosqueteros y La Cuarta temporada de Esquí
A fines de marzo de 1981 Bernadette escribía: “El Miércoles llegaron a casa dos “Globetrotters”. Una es belga que quiere conocer mejor nuestra manera de vivir y se quedó con nosotros. Con muchas ganas nos ayuda en todo, es maestra de profesión y quiere a los niños”
Durante nuestros tres primeros años de casamiento pasaron por nuestra casa, situada en la salida del pueblo, sobre la ruta a Chile, muchos globe-trotters de todas partes del mundo. Y en esos días recibimos el aviso de la llegada de Michel Decorte, el hermano de mi compañero de viaje a través de las Américas, viniendo por el mismo trayecto, a través de las tres Américas, con su mujer e hijo a bordo de un motor-home, comprado en Estados Unidos.
“Esta tarde, fuimos a nuestra nueva casa para delimitar el espacio del jardín. Tendremos que poner un cerco de madera para que Paul no se escape”.
Bernadette marcando el parque de Paul alrededor de la casa, el 5 de abril de 1981. |
En la carta de Bernadette del 14 de abril 1981: …“Nuestro pequeño Paul sigue creciendo, le tejí un par de medias de pura lana, hilada a mano por la mujer de nuestro cuidador de Andalué”.
Doña Garcés hilaba la lana de sus ovejas con un envase de cerveza de vidrio que mantenía colgada de la lana que sostenía en la mano, haciendo girar la botella. Lo hacía de una manera natural, mientras conversaba. El resultado era sorprendente, el hilo perfecto. En esta época, mucha gente sabía apenas escribir su nombre, pero cuantas otras cosas sabían hacer.
Doña Garcés y su máquina de hilar. |
La llegada de Michel Decorte y familia a bordo de su Motor-home. |
A fin de abril, llegaron Michel y Marianne Decorte con su hijo Frédéric a bordo de un magnífico Motor-home. Habían cruzado la frontera entre Chile y Argentina, justo a tiempo, porque un nuevo problema político entre los dos países iba a provocar, otra vez, el cierre de la frontera. Esta vez el responsable era el Canal de Beagle.
El primero de Mayo, tuvimos una segunda gran sorpresa. Apareciósin aviso nuestro amigo, monje trapense, Jean. Su Monasterio de Azul, en la provincia de Buenos Aires, lo había mandado a hacer un trabajo en el Monasterio Trapense de Santiago de Chile. Sus padres, sabiendo eso, fueron a visitarlo a Chile. Allí, el papá de Jean que nunca perdía el sentido del humor, propuso con risa al Abad del Monasterio de llevar a su hijo a pasear por Villa La Angostura. Por milagro el Reverendo Padre del monasterio aceptó. Ni Jean, ni sus padres esperaban tal contestación. Fue realmente una gran sorpresa verlo llegar a Villa La Angostura.
Reunión de los tres Mosqueteros el 01 de mayo 1981. (Marianne, Bernadette, Jean-Pierre, Michel, Tom, Jean, Cristina) |
Y como “No hay dos sin tres”, tuvimos una tercera sorpresa, realmente extraordinaria, con la llegada el mismo día de Tom con su mujer Cristina, pasando de casualidad por Villa La Angostura. Los Tres Mosqueteros se encontraban reunidos después de dieciocho años. Bernadette y Marianne cocinaron una excelente e inolvidable cena.
Desgraciadamente la reunión fue demasiada corta. Habían tantas cosas que contar: El viaje a través de las Américas de los Decorte, las numerosas aventuras de Tom y Cristina, durante dieciocho años, incluyendo la adopción de sus cuatro hijos así como sus experiencias en el Valle del Río Negro, seguido de su crianza de vacunos en El Corcovado, en plena Cordillera de los Andes y la vida de Jean “Monje Cowboy”… y sin olvidar la nuestra tan diferente.
Los Tres Mosqueteros en 1963. |
Los Tres Mosqueteros, 18 años después. |
Jean tenía que volver a Santiago y justamente, Michel Decorte planificaba vender su Motor-home a un chileno encontrado por casualidad en Valparaíso, muy interesado por este vehículo y que por suerte era aduanero, lo que le permitía arreglar los papeles. Sin eso la operación no hubiera sido posible. Michel tenía que volver a Valparaíso para entregar el motor-home y ofreció a Jean de llevarlo a Santiago. Michel no podía tener un mejor compañero de viaje. Como nuestro paso fronterizo estaba cerrado por el problema del Canal de Beagle, tomaron la ruta en dirección a Mendoza para cruzar la Cordillera por el paso del Cristo Redentor. Seguramente que fue un viaje inolvidable para ellos dos.
Frédéric ayudando su papá en la limpieza del Motor-home antes del viaje a Valparaíso, el 6 de mayo 1981. |
La despedida de Jean con Michel a bordo del Motor-home. |
Paul y sus primos Claudia y Miguel, el 29 de abril 1981. |
Michel Decorte volvió en bus, apenas realizada la venta del Motor-home, en Valparaiso. Frédéric se había hecho gran amigo de Paul. Pero, como todas las cosas buenas tienen su fin, los Decorte decidieron volver a Bélgica vía Chile. El paso a Osorno estaba todavía cerrado, por lo menos del lado chileno y la aduana argentina nos permitió llevarlos hasta el límite internacional arriba de la Cordillera. Después iban a tener que caminar los veinte kilómetros restantes con sus equipajes hasta el puesto fronterizo dónde los aduaneros chilenos, sin duda no los iban a obligar a volver a la Argentina. No podíamos abandonarlos tan lejos del puesto chileno y tomamos el riesgo de llevarlos hasta un kilómetro antes de la aduana chilena. Es así que los Decorte llegaron como tres infelices a las oficinas de la aduana chilena, dónde por suerte fueron bien recibidos. Cómo Bélgica no tenía nada que ver con el Canal de Beagle, pudieron continuar su viaje en bus hasta Santiago.
En la carta de Bernadette del 15 de mayo de 1981, leemos: …“El teléfono sigue mudo por culpa de las malas condiciones climáticas. Desde Pascua llueve sin parar, lo que normalmente se va a terminar con una nevada. Esperemos que sea así para que tantos esfuerzos sean recompensados”.
Y en su carta del 21 de junio: …“Qué lindo día de “primavera”! Y normalmente tendríamos que tener nieve. ¿Si todos los años se presenta el mismo fenómeno, dónde terminaremos? De cualquier manera, tenemos que estar listos: Las pistas sin o con nieve, en condiciones, el refugio abierto con su personal y mercadería. ¿Llegarán los clientes o irán a pasar sus vacaciones a la playa? Pero, no perdamos la esperanza, de cualquier forma tenemos otras actividades, sin las cuales estaríamos ya arruinados”.
Durante nuestros numerosos años en la montaña, este fenómeno se repitió varias veces. Nuestro problema principal era de no haber colocado una telesilla, a la vez de un telesquí. Nuestra actividad dependía solamente de un telesquí que salía de la base y que ni llegaba a la parte más alta del Cerro. Nuestra instalación no era rentable y era casi imposible de mantenerla económicamente, ni con la ayuda de la Asociación Cerro Bayo. Pero por intuición, suponíamos que todos los trabajos realizados iban a servir un día. No había que desesperar y seguir con constancia, aprendiendo el oficio. Varios amigos nos alentaban.
A pesar de su peso y su corazón delicado Carlos Ibarzabal venía a constatar el avance de los trabajos sin preocuparse de hacerse llevar por los bueyes.
En junio de 1981, Jean-Marie llegó a Santiago y viajó en bus hasta Osorno, donde lo fuimos a buscar. El problema del Canal de Beagle se había solucionado y la frontera estaba abierta nuevamente. No había nevado todavía. Fue un placer ir a buscarlo con todos los regalos que traía.
En la carta de Bernadette del 12 de julio de 1981: …“Hace tres o cuatro días llegó la nieve y los primeros esquiadores al Cerro. No hay mucha nieve y por suerte bajó la temperatura así como el barómetro. Jean-Marie está bastante preocupado en el refugio, porque las cosas no andan como él quiere”.
Esta cuarta temporada invernal en 1981 fue de poca nieve. Nos dábamos cuenta de las irregularidades de los inviernos en Villa La Angostura. Llegábamos a la conclusión que sobre cinco temporadas, una era de grandes nevadas, dos de poca nieve y dos con falta de nieve. Muchas veces, el 9 de julio, empezaban las vacaciones invernales con fuertes lluvias y nuestros esquiadores desesperados, preguntando cuando iba a nevar, lo que en esa época no podíamos predecir. Durante el mes de agosto de 1981, aprovechamos la tranquilidad del refugio para alojarnos con Paul y Jean Marie durante una semana. Paul hacía sus primeros pasos y era muy querido de todos mientras Jean-Marie aprendía a esquiar y yo hacía proyectos para la próxima temporada, esperando conseguir en el futuro, un mínimum de rentabilidad. Mientras Bernadette escribía cartas a sus padres invitándoles a venir pasar el verano y conocer su nieto. La temporada terminó con la primera bajada de antorchas organizada por el Club Andino. Desde entonces, este evento se repite durante todas las temporadas, cada viernes, ofreciendo a todos los esquiadores presentes a participar. Nuestros clientes esquiadores no podían saber los sacrificios que hacíamos para ofrecerles un mínimum de servicios. Entre los cuales, el de pisar la pista de un kilómetro y medio por treinta metros de ancho sin máquina pisanieve, solamente pisando con los esquís, aplastando de diez en diez centímetros la nieve durante tres días de ocho horas. Apenas terminado, en caso que volvía a nevar, teníamos que empezar de nuevo. Habíamos encontrado en Bariloche un rollo de aluminio de dos metros cincuenta con su eje, montado sobre un chasis que tenía que ser manejado por dos patrulleros, pero después de algunas pruebas, nadie aceptaba el riesgo, si se caía, existía la posibilidad de quedar aplastado debajo del rollo. Sin esos sacrificios, nadie hubiera venido a esquiar en el Cerro Bayo. Era importante mostrar nuestra buena voluntad, prometiendo algunas mejoras para la próxima temporada. En primer lugar, conseguir un pisanieve. ¿A dónde y cómo?
Paul y Bernadette adelante del refugio en julio de 1981. |
Cena del Club Andino en el refugio en 1981. |
Además, durante esta temporada de 1981, tuvimos que hacer un gran sacrificio económico para mantener el Centro abierto durante los meses de Agosto y Septiembre. La situación económica del país era un desastre y muy pocos podían permitirse una semana de esquí.
El nuevo ministro argentino de economía, Lorenzo Sigaut, reemplazó a Martínez de Hoz y mantuvo el puesto durante 257 días, lo que fue un récord, pero durante su mandato el dólar en relación al peso aumentó un 425%. Eso en varias devaluaciones sorpresas, entre las cuales una, en la cual el dólar que se vendía en el mercado paralelo a 2.000 pesos, paso a valer 10.000 pesos en 24 horas. Es así que durante esa temporada 1981, hicimos lo imposible para aumentar nuestras entradas, hasta cocinar panes y medialunas que vendíamos en el pueblo.
Nuestro cocinero Vásquez con sus hijos, cocinando milanesas. |
El 13 de agosto de 1981, el Club Andino Bariloche festejó sus cincuenta años de existencia, con una cena, seguida de un baile. Hacía tiempo que no habíamos bailado y nos divertimos. Me recuerdo que durante esta fiesta en el inmenso gimnasio de los bomberos voluntarios de Bariloche, los dirigentes del Club entregaron un diploma a uno de sus miembros fundadores y primer profesor de esquí, Otto Meyling, de 80 años en esa época, famoso en la zona por haber escalado todas las montañas alrededor del lago y que recientemente había realizado por tercera vez la vuelta del lago a pie, lo que es muy difícil y arriesgado en varias partes. Cuando el presidente del Club lo llamó a subir sobre el escenario, colocado a más de un metro arriba del nivel del suelo, dónde se encontraban miles de invitados, Otto Meyling se acercó al palco, apoyó sus dos manos en el borde y saltó con los dos pies juntos para encontrarse cara a cara con el presidente. Lo que provocó un trueno de aplausos, nadie creía lo que había visto.
El 28 de agosto de 1981, Bernadette cuenta en detalles el primer cumpleaños de Paul festejado el 21 de agosto en el refugio, en buena compañía durante una gran nevada. Los regalos eran casi todos caseros, una cama fabricada en la carpintería, además de un pequeño tren accionado por un mecanismo que se remontaba con una llave….”Lo que le interesaba mas era el resorte y los engranajes adentro del tren”. No hay duda que Paul desde su infancia había heredado esta curiosidad de ingeniero que fue de su abuelo y un poco de su padre técnico.
Paul festeja su primer aniversario en el refugio. Amalia, Sofía, Bernadette, Florencia, Paul, Jean-Marie, Carolina, J-Pierre. |
El 21 de setiembre de 1981, Bernadette escribe:…. “Jean-Pierre volvió de Buenos Aires, donde encontró mucha gente. De vez en cuando, es bueno desconectarse de nuestro pueblito que vive con anteojeras y ver lo que pasa en otra parte. Tampoco en Buenos Aires la vida es fácil. Por la falta de venta, la fábrica Ford despidió todo su personal. La empresa Ford se encuentra con una cantidad incalculable de vehículos no vendidos que no saben dónde poner. Hasta tuvieron que alquilar unas canchas de futbol para estacionar miles de autos. Varias empresas quebraron. En cuanto a la instalación de la línea de media tensión con su transformador para nuestra casa nueva, nos cuesta más que lo previsto. Veremos cómo hacer para terminarla. Nos faltan más o menos dos mil dólares. Podríamos solicitar un préstamo bancario, pero la tasa de intereses es 130% anual, con posibles reajustes según la devaluación, además de otros gastos administrativos”.
Acudimos a la familia y le pedimos al papá de Bernadette, si nos podría prestar esta suma hasta su viaje en Marzo, por lo cual lo estaríamos muy agradecidos. Además de pagar todo el material de esta línea de media tensión, teníamos que esperar el acuerdo definitivo del gerente de la usina eléctrica para colocarla. De cualquier manera, estábamos decididos a mudarnos, con o sin luz, a principio de diciembre. El 29 de noviembre organizamos un asado para festejar el final de la construcción y agradecer a nuestro personal que merecía por lo menos este gesto de reconocimiento.
Bernadette con Fana, Juan y Corpi. |
Evangelista Quintupuray, Nancho Gaete, Iván Retamal, Francisco Gaete, Manuel Garcés, su hijo Marcelo y su hija Erica. |
Por fin, pocos días antes del asado, había llegado la autorización del proyecto de la línea eléctrica. Ahora, podíamos solicitar la autorización para el desmonte, a Bosques Provinciales. El ingeniero responsable venía de San Martín de Los Andes, dos veces por mes. Con toda esta burocracia, era fácil entender porque el país funcionaba tan lentamente. Siempre faltaba un papel o certificado que muchas veces no tenía nada que ver con lo solicitado. Es así, que solamente a fin de enero de 1982, terminamos de instalar, después de estos múltiples inconvenientes, nuestra línea eléctrica y encontrarnos conectados a la usina de E.P.E.N.
El 8 de diciembre, cuando vivíamos todavía en la casa del Cruce, apareció en bicicleta un simpático Globetrotter que iba a tener mucha importancia durante nuestra próxima temporada de esquí. Se trataba de Marc, joven suizo, conductor de tranvía en Ginebra que había proyectado bajar desde Canadá hasta Tierra del Fuego en bicicleta. Pero al final, para impresionar más sus amigos, decidió hacer el recorrido al revés, no bajando, pero subiendo desde Ushuaia hacia Canadá. Con este proyecto, Marc aterrizó a Buenos Aires y subió sobre su bicicleta para dirigirse a Ushuaia, situado a 4.000 km de Buenos Aires, para empezar su periplo. Como lo pueden constatar los miles de kilómetros no lo asustaba. Después de haber pedaleado 1.600 km, llegando a la localidad del Bolsón, dónde un grupo de hippies lo recibieron, Marc aprovechó unos días para descansar y pensar que pedalear en la Patagonia era demasiado monótono para hacer todavía tantos kilómetros hasta su punto de salida y hacer los mismos kilómetros después en sentido inverso por el mismo recorrido. Ya no quería sufrir la misma soledad que había experimentado en su primera etapa patagónica, decidió salir directamente hacia el norte, desde el Bolsón. En pocas semanas, llegó a Santiago de Chile, situado a 1.400 km del Bolsón.
Marc y su bicicleta con Paul y Bernadette. |
En Santiago, Marc tuvo la mala suerte que le robaron su plata y sus papeles. Estuvo obligado a quedar varios meses en esta ciudad, consiguiendo un nuevo pasaporte, haciendo algunos trabajos para sobrevivir y abandonó su proyecto de alcanzar Canadá. Volvió hacia el sur para reencontrar sus amigos del Bolsón. Es entonces que lo conocimos cuando pasó por Angostura y que lo invitamos a pasar la noche. Durante la cena, nos contó sus aventuras. Se quedó unos días, conociendo nuestras actividades de aserradero, carpintería, ferretería y quedó muy interesado por nuestra actividad en el cerro. Y nos dejó para reencontrarse con sus amigos del Bolsón.
El 11 de diciembre de 1981, Bernadette escribe a sus padres:…“Llegamos al final de nuestros esfuerzos con la instalación de la línea eléctrica, más que todo con las exigencias de una reglamentación que ni los empleados de la Central Eléctrica del pueblo conocen, pero hecho por un particular, hay que seguir las reglas a la perfección. Pienso abrir una botella de champagne el día que nos conecten la luz”.
Ahora en el año 2021, ya son casi 40 años que esta línea alimenta nuestro barrio Las Balsas.
Como decidido, a pesar de la falta de corriente eléctrica, un poco antes de Navidad nos mudamos a Andalué. Era el nombre que habíamos elegido para nuestro terreno. En idioma mapuche significa “espacio abierto al sol”. Jean-Marie nos había ayudado en varias terminaciones y para nuestra mudanza. Bernadette había efectuado el gran trabajo de limpieza durante varios días.
En la casa terminada, íbamos a poder invitar los padres de Bernadette como se debe. Ahora, en lugar de un solo baño para cuatro dormitorios, ofrecíamos cuatro baños para siete dormitorios. Su llegada estaba prevista para marzo. Bernadette aprovechaba para mandar una lista interminable de “pequeños” pedidos, aprovechando que sus padres iban a viajar. Mamy tenía un corazón de oro y recorrió todo Bruselas para encontrar estos “pequeños” pedidos.
El 21 de diciembre 1981, nuestro primer día en Andalué. |
Primera Navidad en Andalué. |
En su carta del 31 de enero 1982, Bernadette anunció la gran noticia: …“Desde el martes, tenemos luz “Y la luz apareció”, que alegría, enseguida conectamos: heladera, freezer, máquina de lavar, etc.”.
El 4 de marzo de 1982 a las 6:30 de la mañana aterrizaban los padres de Bernadette en el aeropuerto de Ezeiza. Había ido a recibir a mis suegros. Estaban encantados de su primer viaje en avión. La cantidad de equipajes era impresionante, sin duda que traían todos los pedidos de Bernadette. El mismo día, aterrizábamos en Bariloche, recibidos por Bernadette, Paul y Jean-Marie. Papy y Mamy, encantados de reencontrar sus “argentinos” y de conocer su nieto Paul que no podía entender quiénes eran estos personajes tan importantes.
Tuvieron una magnífica estadía, aprovechaban los días soleados y los lindos paisajes, mientras en Bélgica hubieran sufridos el invierno. Papy recibía con más de 15 días de atraso sus diarios belgas. Un día que nos habían invitados a tomar té en un chalet de Cumelén, a nuestro regreso en Andalué, me dijo que prefería nuestra casa, más funcional para todas las estaciones, que la mayoría de los chalets que había visto. Fue para mí el mejor elogio que podía recibir. En nuestro caso, habíamos sido nuestros propios arquitectos y constructores, como el pájaro haciendo su nido, sin buscar un aspecto exterior llamativo, pero considerando ante todo el aspecto funcional para la vida de cada día.
En Andalué con Papy, Mamy, Olga y Quico Cánepa. |
A bordo del Renault 12 de Bernadette, les mostramos los alrededores, hasta el Bolsón, así como un corto paseo por Chile. Me imaginaba lo que Papy iba a contar a su peluquero a su regreso a Bélgica. Quedaron encantados de ese primer verano, en el hemisferio sur. A tal punto, que a partir de ese año de 1982, volvieron cada dos años a pasar una buena parte del verano, participando de nuestra vida y mirando crecer sus nietos. Mamy pasaba horas haciendo tejidos artesanales, mientras Papy leía todos nuestros libros, además de los que traía. Pasábamos el mes de marzo agradablemente en sus compañías.
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