CAPITULO 14: Andalué, el primer Enduro, la segunda Temporada en Cerro Bayo y la llegada de Jean-Marie.

El 31 de Marzo de 1979, Bernadette escribe: ..“La inauguración de los teléfonos en el pueblo se atrasó hasta el 15 de Abril. La construcción de la casa avanza, pero ahora falta cemento en todo el país. Las plantas de cemento pararon la producción, quieren aumentar el precio y el gobierno se opone. Lo que arriesga de parar todas las construcciones”.

El 11 de Abril: ..El tiempo sigue muy bueno con noches frías (hasta 7 grados  bajo cero) con numerosos incendios en la zona debidos a la sequía. Ahora  funciona el teléfono, eso nos facilita mucho, pero había perdido la costumbre y cada vez que suena, me asusto. Justo después del primer llamado tuvimos un temblor que ahora sigue repitiéndose. Esta mañana, tuvimos tres, no muy fuertes, pero nadie sabe si habrá otros más violentos”. Para el Aniversario de Villa La Angostura, el 15 de mayo,  habrá festividades durante 15 días. Jean Pierre propuso que el Club Andino organice una competencia de “Enduro”. Será la primera competencia de este tipo en el país”.

Lo que me exigió varios días para trazar el circuito, abriendo caminos en los faldeos del Cerro Bayo, además del trabajo de la organización y de la promoción.

El 13 de Mayo de 1979…Llegaron las lluvias…Para el Enduro, ya tenemos varias confirmaciones de participación. Con algunas de Mendoza y de otras partes. Villa La Angostura es el lugar ideal para estos eventos deportivos. Estamos haciendo varios reportajes en los diarios,  en la radio de Bariloche y la semana próxima en la televisión. Todo nuestro equipo de empleados se encuentra trabajando en el refugio en vista de su inauguración el 28 de Mayo, día que se realizará el Enduro”.

El 29 de Mayo 1979: …Ayer tuvimos nuestra Competencia de Enduro. A parte del trazado y marcación del circuito, tuvimos que hacer las fichas para cada participante, con sus horas de largada en cada etapa, las copias “stencil” del reglamento con plano del circuito, hojas de ruta, proveer comidas y bebidas para todos, durante la inauguración del Refugio. Los participantes apreciaron el circuito, la organización y los premios (Botas, cascos, guantes, antiparas, champagne, y varios recuerdos fabricados por los chicos del Club Andino). Había un muy buen ambiente, a pesar de la lluvia, la humedad y el frío. Ahora sacamos conclusiones de lo que tenemos que perfeccionar en el futuro”.

Desde entonces, cada año se sigue organizando esta prueba. Año tras año tuvimos más participantes, hasta más de doscientos, quienes con sus familias y acompañantes ocuparon varios hoteles durante dos a tres días. Nuestro circuito es considerado como el más lindo del país. Hoy varios jóvenes de Villa La Angostura son campeones de la especialidad.    

El 12 de Junio 1979: … “Se empieza a sentir el invierno, las noches son muy frías y en la montaña empieza a nevar. … El sábado, se quemó totalmente la casa de un joven matrimonio. Son muy valientes y todos los ayudan con lo que pueden”.

El 14 de Junio 1979: ¡Que frio en la mañana! Por suerte que a veces a las once horas aparece el sol y entra algo de calor en la casa”.

El 18 de Junio 1979: …Por el momento estamos bastante preocupado por esta temporada, para la cual financiamos en gran parte los preparativos con nuestra caja, esperando poder recuperar el dinero durante la temporada. Los gastos de personal aumentan fuertemente, así que los subsidios familiares que el patrón tiene que entregar al empleado y esperar recuperar la parte del Estado varios meses después. Arriesgamos de tener que despedir algunos de nuestros empleados con familia numerosa”.

El 3 de Julio 1979: …Estamos a pocos días de las vacaciones de invierno y estamos todavía sin nieve. Nadie entiende lo que pasa. Algunos dicen que hace veinte años atrás hubo un invierno sin nieve”.

El 13 de Julio 1979: …Me encuentro en el refugio, de donde les estoy escribiendo. Sábado abrimos la temporada, pero hasta hoy, nadie pudo esquiar y la gente está desesperada. Muchos pasan por el refugio a preguntar cuándo va a nevar. Pocos se quedan a almorzar. A parte algunas empanadas, sándwiches y medialunas, no vendemos casi nada. Todos nos felicitan por las mejoras de las instalaciones en relación al invierno anterior. Desde que estoy acá en el refugio, ya terminé de tejer un pullover para Jean-Pierre y estoy empezando otro. Por suerte, volvió de Chile la hija mayor de Francisco que nos mantiene la casa caliente para nuestro regreso del cerro”.

Estufa “Chanchita” de alto rendimiento.

En esta época, no pensábamos que un día íbamos a estar conectados a una red de gas natural. Cortar leña, secarla y guardarla nos tomaba muchas horas. Cuando llegaba el frio había que mantener la estufa prendida todo el día. Cuando llegué a Villa La Angostura, muchos se calentaban con tambores transformados en estufas. Todos en posición vertical. Tuve la idea de colocar un tambor en posición horizontal sobre cuatro patas, lo que permitía entrar leñas de mayor tamaño. Muchos adoptaron la idea. Así nacieron las estufas “Chanchitas”.

En nuestra casa en construcción, decidimos instalar un sistema de calefacción con radiadores alimentados por una gran caldera a leña  puesta en el garaje, más  una estufa “Home made” tipo hogar con puertas y toma de aire del exterior de la casa, puesta en el living, dio un muy buen y eficaz funcionamiento.

Estufa Hogar, Home-Made  “Último modelo”

Por fin el 15 de Julio, empezó a nevar. No alcanzó para cubrir las raíces y otros obstáculos, pero suficiente para esquiar en la parte más arreglada de la base con el telesquí Jumbomatic. Hubiéramos tenido el Telesquí Poma instalado, no hubiera servido en estas condiciones. Del lado izquierdo del refugio, habíamos abierto una pequeña pista de 250 metros, dónde colocamos nuestro primer telesquí casero. Todos se mostraban contentos y apreciaban nuestros esfuerzos con los pocos medios que disponíamos. Además, sabían de la compra del Poma, prometido para el próximo invierno. Inocentemente, pensábamos que una vez colocado, se terminaban nuestros problemas. No sabíamos todavía que un Centro de Esquí no se termina nunca de mejorar.

La Base del Cerro Bayo en agosto de 1979
La estación motor del telesquí Jumbomatic.
El telesquí Jumbomatic en acción.
La mini pista de 250 metros con su telesquí Home Made.

A mitad de agosto apareció un amigo de Bélgica, Daniel Gilmont, ex compañero de escuela, con su mujer y sus dos hijas. Llegaron después de un viaje de varios meses desde los Estados Unidos, en una camioneta VW transformada en casa rodante. Ellos fueron los primeros esquiadores europeos en el Bayo.

 El 23 de agosto de 1979, Bernadette escribe: “Por fin encuentro dos minutos libres, porque nuestro pequeño hogar pasó de dos a seis personas, lo que me tiene bien ocupada. Nuestros amigos hicieron un espléndido periplo. Una experiencia única para ellos y sus dos hijas. Ahora, decidieron quedarse dos o tres meses en Villa La Angostura y encontraron un trabajo de cuidador de chalet, lo que les permite disponer de un alojamiento y un coche”.

Durante el invierno, habíamos planeado un viaje a Bélgica, con el placer de reencontrarnos con nuestras familias y amigos así que tener algunas reuniones con el hermano de Bernadette, Jean-Marie que se mostraba muy interesado en venir a trabajar con nosotros. También iba a aprovechar el viaje para visitar la fábrica Poma y combinar la entrega y el armado del telesquí con el ingeniero Paul Boyarski. 

A fines de agosto, tuvimos unas lindas nevadas, y un fin de semana nos  quedamos a dormir en el refugio, el domingo vino mucha gente del pueblo y se organizó un Slalom con entrega de premios adelante del refugio.

Entrega de premios en Refugio Base. “Slalom” temporada 1979.

El 7 de septiembre de 1979, aterrizábamos en Bruselas, muy bien recibidos con champagne en honor a los “argentinos” como nos llamaban todos. Nuestros padres estaban bien informados sobre nuestras realizaciones, así como de la situación de la Argentina en esa época, y nos alentaban con nuestros proyectos. Apenas llegados, organizábamos nuestro recorrido por Bélgica, llamando por teléfono a nuestros tíos, tías, primos, amigos, etc. Todos, muy curiosos de saber lo que hacíamos en ese país en el fin del mundo, y nos recibían con excelentes almuerzos,  meriendas o cenas.

En la fábrica Poma de Grenoble, me esperaba el ingeniero Paul Boyarski. Por milagro, el saldo del pago del telesquí había sido transferido, gracias en gran parte a un nuevo miembro de la Asociación, que vino a esquiar con su familia en el Bayo, al final de esta segunda temporada (agosto 1979). Era Pedro de Elizalde, quien desde su infancia,  veraneaba con su familia en Villa La Angostura, donde conoció su esposa, Rosie Steverlynck. Todo el mundo lo llamaba “Perico”, excelente abogado, apasionado esquiador, como Rosie y sus cinco hijos. Se interesó y se apasionó, desde ese día a la realización del Centro de esquí del Bayo. Quería esta montaña que había escalado tantas veces en su juventud. Para nosotros, la aparición de un buen abogado nos venía muy bien. Además era muy importante en el Club Cumelén, conocía todas las grandes familias argentinas y entusiasmó muchos de sus familiares y amigos a asociarse. Dios nos había mandado la persona ideal para conseguir el crédito para el pago del telesquí. Con él, teníamos la persona en Buenos-Aires sobre quien podíamos contar. Varios fines de semanas venía a Villa La Angostura, donde apenas llegado nos visitaba en el Cerro con sus buenos consejos. A partir de fin de 1979 fue nombrado presidente de la Asociación, durante más de diez años. Guardamos un excelente recuerdo de éste gran amigo y colaborador. Otro gran colaborador que acompañaba Perico era Juan Carlos Firpo, “Fana”, como lo llamaban todos, también gran entusiasta del esquí. Para que se desplacen fácilmente en la montaña les hice comprar unas motos de “Trial”, deporte que nunca habían imaginado practicar. Al poco tiempo, apareció en esta escuela de motociclismo el amigo Marcos Fernández Rodrigué, arquitecto muy solicitado en la zona, que nos aportaba sus consejos.

Fana Firpo, Perico de Elizalde y Marcos Fernández Rodrigué con sus Montesas Cota 348.

En Grenoble, después de haber sido muy bien recibido por Paul Boyarski, con almuerzo en un punto panorámico de la ciudad, pasé a visitar la fábrica del señor Schipper, que había alojado en nuestra casa. Él y su esposa me recibieron a cenar y alojar en su casa. En Grenoble, mucha gente vive de la montaña y con ellos dos, me di cuenta que todavía sabía muy poco del oficio. La primera pregunta que me hicieron fue, porqué habíamos decidido colocar nuestro Telesquí Poma tan abajo, cuando la mejor nieve se encuentra más arriba. Pero, nuestro proyecto se encontraba ya demasiado avanzado para cambiarlo.

Al reencontrarme con Bernadette, que había quedado en la casa de sus padres, aprovechamos nuestros últimos días en Bélgica para tener varias reuniones con Jean-Marie, a quien habíamos contagiado para que venga a compartir nuestra vida en Villa La Angostura. Como emigrante podía traer cosas que nos hacía falta, entre las cuales una buena máquina de lavar. Con su ayuda fabricamos varios cajones de madera que llenamos de todo lo que nos podía servir, hasta una moto de trial del año 1972, con la esperanza que la aduana la deje entrar.   

Durante una cena, en la casa de Michel Decorte, conocimos a Joël Robert, seis veces campeón mundial de Motocross. Y lo invitamos a venir a pasar 15 días en Villa La Angostura con su esposa, con la posibilidad que dé algunas clases de motocross durante su estadía.     

El 21 de noviembre, volvíamos a la Argentina. En la aduana de Ezeiza tuvimos que declarar el teodolito que había conseguido de segunda mano en Bélgica y negociar con el aduanero, porque según él era mercadería prohibida. Enojado, le dejé unos dólares.

En su primera carta desde Buenos-Aires, el 23 de noviembre de 1979 Bernadette escribe a sus padres: … “A su llegada, Jean-Marie nos encontrará bien ocupados, porque el 13 y el 20 de enero, tendremos dos motocross con la presencia de Joël Robert que dará una semana de clase de la especialidad”.

Y el 12 de diciembre de 1979: “Seguimos bajo la lluvia desde hace más de diez días….El sábado fuimos muy bien recibido por el moto club de Puerto Varas donde Jean-Pierre participó en un motocross. Quedaron encantados con el anuncio de las clases que dará Joël Robert en Villa La Angostura… En la frontera encontramos  un matrimonio francés,  que se quedó a dormir en casa. Hace diez meses que están haciendo dedo. Antes habían hecho lo mismo durante seis meses en la India. Casi todos los días pasan por Angostura “Globe-trotters” de todas nacionalidades a pie, en bicicleta, moto, caballo, autos…. Nos avisaron que el Telesquí Poma salió de Francia el 29 de noviembre y tendría que llegar a Buenos Aires el 20 de diciembre”.

El 2 de enero de 1980, Bernadette confirma la gran noticia: …Por el momento estoy bien y el bebé no me causa todavía muchos problemas. (Paul anunciaba su llegada), de vez en cuando, pequeñas náuseas y mucho cansancio. Eso me hizo cambiar el programa de las clases de motocross, porqué habíamos programado que los alumnos iban a alojar y comer en el refugio, lo que me iba a dar mucho trabajo. Conseguimos que alojen en los albergues de El Messidor con desayuno en los Tres Mosqueteros y almuerzos y cenas en un pequeño restaurante del pueblo….La semana pasada, vendimos un terreno, lo que nos va a permitir comprar los caños y radiadores para la calefacción de nuestra casa en construcción…Mientras le estaba escribiendo, nos llamó Jean-Marie desde Buenos Aires…”

Como se dieron cuenta, estos últimos tiempos aparecieron varios nuevos personajes: Pedro de Elizalde, Juan-Carlos Firpo, Jean-Marie y Paul.

El 7 de enero de 1980, en su carta, Bernadette cuenta: “Jean-Marie llegó el sábado. El domingo a la tarde, Jean-Pierre lo llevó a escalar la montaña y al regreso, tuvieron que arreglar un caño de agua y destapar la cámara de grasa. Hoy salieron temprano. Jean-Marie encuentra que los días pasan rápidamente, quiso escribirles, pero anoche, cuando terminaron era las once treinta y Jean-Marie no podía más”.

Joël Robert sobre mi moto Zanella en buena compañía.

La semana de clases de motocross, en Villa La Angostura, dirigidas por el súper campeón Joël Robert, fue un evento único en América Latina. Cómo si hoy un Roger Federer vendría a dar unas clínicas de tenis en la cancha de Andalué. Los alumnos, todos buenos crossmen sud-americanos no  podían alcanzar al maestro que manejaba su moto de una sola mano, mirando por atrás los progresos de sus alumnos. Hacía más de treinta grados a la sombra y entre cada clase Joël se desalteraba con unas buenas cervezas Quilmes. Su mujer, Jeanine también apreciaba la cerveza nacional. Nunca habíamos  comprado tantos cajones de cerveza. Eran 16 alumnos que quedaron encantados. Durante los dos motocross, Bernadette se ocupaba de los controles, lo que le permitía quedar sentada. El segundo domingo hacía tanto calor que hubo que regar más de 300.000 litros de agua para humedecer el polvo de la pista. Por suerte estaba Jean-Marie.



Jean-Marie regando el circuito y la Escuela de Motocross.

Aprendimos que el telesquí se encuentra en Buenos-Aires en manos de un despachante de aduana. En cuanto a los equipajes de Jean-Marie no sabemos nada todavía. A esa carta del 22 de enero de 1980, sigue la del 30 de enero: “Supongo que Joël y Jeanine, les habrán dado varias  informaciones sobre nosotros. Jean-Marie empieza en hacerse entender y se pone a fondo en su trabajo. Jean-Pierre aprecia su precisión en sus tareas. Calidad heredada sin lugar a duda de su padre (buena sangre no puede mentir). Jean-Pierre está muy contento de su trabajo con la ventaja de dejarle tiempo para avanzar con otro equipo del personal. Acá, seguimos con tanto calor y muchas moscas, en la montaña lo peor son los tábanos que esperan que uno tiene las dos manos ocupadas para picar”. 

Estos tábanos nos molestaron muchísimo durante nuestros trabajos de verano, eran verdaderas escuadrillas aéreas acompañadas de un zumbido ensordecedor que no cesaba. Si el tiempo se descomponía, se ponían todavía más agresivos, como si querían quedar satisfechos antes que llegue el temporal.

En su carta del 11 de febrero 1980, Bernadette escribe: “Me encuentro sola, porque Jean-Pierre et Jean-Marie se fueron a Buenos-Aires a buscar los equipajes de Jean-Marie, tengo curiosidad por saber lo que les van a exigir los aduaneros”.

A pesar que los emigrantes aprovechan condiciones privilegiadas para la importación de sus efectos, una vez más tuvimos que negociar. Los aduaneros nos buscaban miseria, ponían su nariz en los caños de la máquina de lavar para comprobar que era nueva, explicando que Jean-Marie podía entrar solamente artículos usados. Y cuando se encontraron con la moto…. Nos mostraron un depósito lleno de esos artículos, en el cual tenían que llevar la moto y la máquina de lavar, además de pagar una multa por tentativa de contrabando. La situación se ponía trágica, arriesgábamos de llegar a Villa La Angostura con la mitad de los equipajes. No nos quedaba otra solución que aceptar lo que nos pedían. Así funciona el servicio aduanero del puerto de Buenos Aires, que desde hace cuatro siglos, sigue siendo una de las empresas fraudulentas más lucrativas del país. Al final después de dejar unos billetes verdes, estábamos contentos de salir del puerto con todos los equipajes. Jean-Marie nunca se había imaginado una organización de esa envergadura.    

En su carta del 3 de Marzo de 1980, Bernadette escribe: …Ya se encuentran en funcionamiento el congelador y la máquina de lavar que  todos admiran. La freidora cocinó perfectamente las papas fritas tan  esperadas por Jean-Marie. En la montaña, el trabajo duro sigue sin perder un día. Suspendimos la construcción de nuestra casa para dedicarnos totalmente a los cimientos del telesquí, anunciado para el 15 de marzo. Esperemos que sea  verdad, sino no sé cómo harán para armarlo con el mal tiempo a partir de abril”.

Nunca habíamos realizado ese tipo de obra de ingeniería civil. La firma Poma no se preocupaba del asunto,  sin saber qué tipo de suelo teníamos, nos mandó planos tipos para un terreno de una resistencia de mínimum 1 kg/cm2, pero efectuando las excavaciones, nos encontrábamos con capas de más de un a dos metros de arena volcánica antes de llegar a un suelo firme. Además, la arena volcánica se desmoronaba y nos obligaba a mantenerla con tableros. Por suerte conocimos a un constructor italiano de primer nivel, en la persona de Bruno Pertile, formado en Italia, con muchísima experiencia en los trabajos de montaña, especialmente en la colocación de medios de elevaciones. Tuvimos así el mejor profesor que podíamos esperar. Hoy, en casi todas partes se hacen estos trabajos con helicópteros o con teleférico de servicio. Nosotros podíamos contar solamente sobre nuestros bueyes. Los cimientos cerca de la base se hicieron rápidamente, pero arriba de los 400 metros los materiales demoraban mucho tiempo para llegar y ya pensábamos que no íbamos a poder terminar los hormigones antes del invierno. Por suerte que disponía del teodolito traído de Bélgica, sin eso hubiera sido imposible ubicar con precisión los bulones de anclajes. No sabíamos cómo íbamos a subir las torres con sus accesorios y colocarlas sobre sus cimientos. El desafío estaba en nuestras manos y no podíamos fallar. También teníamos que seguir con el desmonte de la pista. Como todavía no habíamos construido caminos, pasábamos el tiempo subiendo y bajando a pie, porque siempre faltaba algo. Nuestras piernas y pulmones compensaban nuestra falta de experiencia. Volvíamos al atardecer, muertos de cansancio con buen apetito, por suerte esperados por Bernadette con sus buenos platos, preparados con amor. 

Mi querida esposa no se ocupaba solamente de la casa y de cocinarnos unos buenos platos. La ferretería iba viento en popa y la ocupaba todo el día. Aprovechaba algunos momentos de calma para tejer un pullover para mí, las ropitas para el nacimiento de Paul así como unos vestidos para ella cuando ya no iba a poder seguir vistiéndose con pantalones. “Gobernar es prever”. La ganancia de la ferretería nos venía bien para pagar nuestro personal, ocupado “full time” en la construcción de los cimientos del telesquí. Pudimos vender solamente algunos rollizos de madera en la base. Para los demás, el costo de bajarlos hasta la base era superior al precio que nos ofrecían. Para varios, éramos locos de hacer una pista de esquí en el medio de un bosque. Pero sin eso, como hubiéramos hecho para unir la parte superior con la base, además qué hermoso iba a quedar esta pista cruzando una selva natural. En aquel entonces, no pensábamos realizar caminos. No disponíamos dinero suficiente para alquilar máquinas. Apenas disponíamos de una sola motosierra, palas y hachas, además de nuestros buenos bueyes (por lo menos cuando no se escapaban y que teníamos que buscarlos el día entero).

La comisión directiva ACB con Bruno Pertile al centro y Perico a la derecha.

Durante los fines de semana aparecía Perico con algunos miembros de la Comisión Directiva, para constatar los avances de los trabajos y animarnos a seguir trabajando. Eran simpáticas reuniones en ese hermoso paisaje. A veces se acercaba Bruno Pertile para tranquilizarlos con sus indicaciones técnicas. El tema principal de las conversaciones era como íbamos a financiar el avance de los trabajos, los gastos de aduana y el transporte desde Buenos Aires de los dos contenedores en los cuales venía el Telesquí. Nosotros dos, nos habíamos comprometidos a trabajar gratuitamente para desarrollar el Centro de Esquí durante diez años y ahora Jean-Marie hacía lo mismo durante ese año de 1980. Los aportes de los nuevos socios entraban a cuenta gota y había que buscar dinero en otras partes. Nos habíamos metido en una gran obra con el financiamiento de Cumelén para la compra de ese medio de elevación y no podíamos frenar los gastos de su instalación antes de las vacaciones invernales.

El 21 de marzo de 1980, Bernadette escribe: …Nuestra vida agitada sigue y para mi más que antes, porque mi empleado de la ferretería salió de vacaciones por tres semanas, así que a las 8:30 tengo que abrir el negocio para atenderlo. Jean-Pierre espera terminar los cimientos del telesquí así como un refugio  a la llegada del Poma antes de fin de marzo. Después quedará el montaje del material que se encuentra todavía en Buenos Aires …En el terreno de nuestra nueva casa hicimos en sociedad  con el señor Ibarzabal, fabricante de la bebida aperitiva Gancia, un cultivo de gencianas, indispensables para la producción de esta bebida”.

Desgraciadamente el señor Ibarzabal falleció tres años después y no vendimos ninguna de las plantas a pesar que habían crecido muy bien, nos dieron lindas flores amarillas cada año, hasta que la erupción volcánica del año 2011 las cubrió de cenizas y las extinguió. 

El cielo nos había mandado a Jean-Marie en el buen momento. Además con una edad ideal para adaptarse a una nueva vida, en un mundo diferente de su Flandria natal, pero dónde sus cualidades de honestidad y de hombre de palabra y generosidad, iban a hacer que se convirtiera en una persona muy apreciada en el pueblo. Después de ese año de pasantía, le pedimos de elegir entre un trabajo en la montaña o de ocuparse de la ferretería. Terminó ocupándose maravillosamente de las dos empresas. Lo que van a constatar más adelante.

Jean-Marie en el operativo de los cimientos del Poma.

Gracias a las numerosas cartas de Bernadette, recuerdo nuestra vida en Villa La Angostura en 1980. Vivíamos todavía separados del mundo. El pavimento de la ruta a Bariloche no era más que un proyecto lejano. Con sus pocos almacenes, donde se encontraba un poco de todo, desde verduras hasta hachas y clavos, era un verdadero pueblito patagónico, como encontramos todavía muchos. 

Hoy día estamos conectados al resto del mundo. Vivimos en otra velocidad, éramos menos de mil habitantes y ahora más de quince mil. Desde la construcción de la ruta tuvimos una invasión de nuevos habitantes. Tuvimos que adaptarnos a una nueva manera de vivir.

Voy a probar de continuar nuestra historia así que la del Centro de Esquí, para explicarles, queridos lectores, como todo eso ocurrió en menos de treinta años.

Termino este capítulo con una foto recuerdo de la visita de Monseñor Jaime de Nevares al Cerro Bayo en otoño de 1980.

La visita de Monseñor Jaime de Nevares al Cerro Bayo en el año 1980.
El desmonte de la pista principal en Marzo de 1980

Comentarios

  1. Extraordinarias experiencias, contadas con un detalle que asombra después de tantos años. Las cartas de su esposa permiten revivir los acontecimientos como si fueran recientes. Las fotos son un testimonio fiel de los esfuerzos realizados y los resultados obtenidos, de los cuales puede Ud. enorgullecerse con toda justicia. Le cuento que estoy bajando del blog cada uno de sus relatos guardándolos en un solo documento para poder releerlos completos cuando vuelva a buenos Aires. Por ahora sigo aqui en Angostura y no he olvidado mi promesa de visitarlo, lo que espeero poder concretar la próxima semana. Un fuerte abrazo para Ud. y Bernadette. Pablo Bellido

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Capítulo 6: Mis Transportes Lacustres con el Lanchón Pelicano

Capítulo 1 - Los 22 años de mi juventud en Bélgica.

Capítulo 22: Novena Temporada invernal, el fallecimiento de mi padre y la Asociación Cerro Bayo concesiona el Centro.